Echando la mirada al pasado en nada se parece hoy el fútbol desde el punto de vista estético al de sus inicios. Uniformes y futbolistas han ido evolucionando en función de lo que dictaba la moda y las tendencias de cada época.
Y que es el deporte rey ha sido un fiel reflejo de parte de la sociedad ganando en impacto mediático a medida que los patrocinadores empezaron a aparecer en la vestimenta, desde que Eintracht de Frankfurt abriese un 24 de febrero de 1973 un mercado sin explotar introduciendo el logo de Jagermeister en su indumentaria. Por entonces, los equipajes y las botas ya habían evolucionado hasta el punto de ser lo contrario a las propuestas de principios del siglo XIX porque, en los inicios del fútbol, los pantalones llegaban hasta el tobillo y camisetas eran de manga larga con botones a la altura del cuello.
Pelé y Puma
Poco a poco, el tamaño de las dos prendas fue disminuyendo hasta alcanzar el otro extremo entre la década de los setenta y la de ochenta con materiales muchísimos más ligeros. La moda encontró en estas estrellas que llenaban estadios a modelos improvisados. Puma diseñó para el gran Pelé unas botas y, entre tanto, se disparaba el consumismo. Las camisetas ya llevaban escudo, número y hasta en algunos casos el nombre del futbolista, por lo que los fans podían identificarse más claramente con sus equipos y selecciones.
Además, junto a Pelé empezaban a surgir otros iconos como Maradona. En esos años, predominaban en los vestuarios las melenas pronunciadas, como la del propio Pelusa, las barbas muy pobladas, los bigotes ochenteros y nadie concebía unas botas que no fueran negras. Las Adidas ‘Copa Mundial’ llegaron a ser más las deseadas en muchos hogares generaciones después en Navidad, aunque fuera Puma la que aglutinaba en su cartera de clientes a los mejores. A Pelé le siguieron los pasos Maradona, Cruyff y Eusebio. Mientras Adidas se afanaba por ser la marca detrás de las grandes selecciones y tuvo en Alemania a su gran escaparate, al ser el país que lo ganaba todo y que en su condición de vigente campeón del mundo figura en las apuestas de fútbol como el favorito al Mundial de 2018.
A las Adidas ‘Copa Mundial’ siguieron otras que marcarían tendencia, al tiempo que la competencia aumentaba con la irrupción de Nike gracias a Ronaldo, el brasileño. Entre tanto y sin saberlo, Alfonso, jugador del Betis, se convirtió en los 90 en todo un revolucionario luciendo unas Joma blancas en España y dispararse la fiebre por las botas de colores. Parablemente, las camisetas se hacían más elásticas y apretadas hasta el punto de sacar a relucir las vergüenzas de los futbolistas. He aquí una de las razones por las cuales, de los 90 en adelante, las barrigas dieron lugar a las tabletas de chocolate.
Ahora, al contrario que antes, la camiseta solo tiene un año de vida porque los clubes se afanan por hacer negocio con su venta cada temporada, costando la del Real Madrid para la temporada 2016/2017 en España 90 euros por poner un ejemplo. Incluso es difícil reconocer a los propios jugadores con tanto cambio de ‘look’ cada dos por tres y con cada vez más tatuajes adornando su cuerpo.
que buena reseña, de como el consumismo capitalista desplazó y alienó el verdadero objetivo del futbol; el deporte