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Blog sobre Recuerdos, decoración y moda vintage

hallacas de cuando era chamo

Que serían de las navidades sin nuestras hallacas, las sabrosísimas hallacas. Pase lo que pase siempre diremos que las hallacas más sabrosas que nos hemos comido son las que se preparaban en casa. Supongo que, el esfuerzo empleado en la elaboración del plato, tenía algo que ver con eso. El sabor de las hallacas era directamente proporcional al trabajo y a los sacrificios realizados. No recuerdan cuando eran chamos los dos días que tenían que pasar encerrados en la cocina, sin jugar ni montar en bicicleta, obligados a colaborar en la ejecución de tan añorado plato.

Los días de preparación de las hallacas eran unos días de extenuante trabajo, esperando el menor descuido de los mayores para poder meternos a la boca alguna pasita, oyendo canciones navideñas, que iban desde las gaitas del año, hasta los villancicos de Nancy Ramos y Serenata Guayanesa. Lo mejor al final del día, (después de degustar tu respectiva hallaca de recompensa) era contar cuantas hallacas nos habían salido 80, 90,100… y ¿cuántos bollos?… ¡Qué buenos momentos aquellos!

hallacas
En casa todos teníamos que ayudar a hacer las hallacas, cada quien tenía su trabajo especial, excepto limpiar las hojas, en lo que todos debían participar, porque era el trabajo más fastidioso de hacer; gracias a dios que ahora las hojas vienen limpias. Muchas familias dividían el proceso en dos partes. El primer día consistía en elaborar el guiso, labor en la que poco podíamos aportar. El segundo día era el más fuerte: decorar y amarrar la hallaca. Muchas familias ponían una mesón alargado para elaborar una especie de cadena de montaje donde cada integrante de la familia colocaba su ingrediente correspondiente.

Hoy en día la bella costumbre de cocinar las hallacas en familia puede caer en desuso. Por ejemplo ahora podemos comprar hallacas enlatadas. Existe un proyecto del Instituto Universitario de Tecnología Agro-Industrial, en San Cristóbal quienes fabrican y venden hallacas en lata. Vienen envueltas en hojas de plátano, como las hallacas de toda la vida, su preparación es simple, sólo abres la lata y la hierves en baño de maría por 15 min. Dicen que estas hallacas pueden durar hasta tres años y lo mejor es que evitan todo el trabajo de hacerlas tu mismo. La verdad es que no las he probado, aunque confieso que tengo mucha curiosidad, ¿realmente sabrán igual?

No me imagino comprando las hallacas enlatadas en el supermercado, eso rompería con toda la tradición navideña, además los niños de hoy también se merecen “sufrir” la elaboración de las hallacas como nosotros lo hicimos, y cuando tenga hijos los pondré a limpiar las hojas, adornar las hallacas o a aplastar la masa, tal y como mis hermanos y yo lo hicimos en casa, son recuerdos maravillosos. Y ustedes chamos de los sesentas, setentas, ochentas y noventas… ¿cómo preparaban las hallacas en sus casas?